La profecía es aquel mensaje cargado de símbolos códigos y señales que correctamente interpretados nos advierten del cumplimiento de acontecimientos determinantes para la transformación y renacer del planeta y la humanidad.
Y es que durante la historia, han sido muchas las preguntas e inquietudes que se tienen con relación al cumplimiento o no de las profecías. Han surgido varios intérpretes de ella, que al realizar un trabajo equívoco al pretender descifrarlas, han dejado lastimosamente la sensación en las mayorías que es solo un fenómeno religioso, o fantasías milenarias que buscan sujetar al hombre al miedo y la creencia.
En consecuencia, hemos tomado una posición frente a la profecía: Creeremos en ella sí y solo si, vemos cumplidos exactamente los anuncios relatados en ellas, y solo de esta manera atenderemos las advertencias que nos exige.
Pero al leer una de ellas, proferida por el mismo Jesús y narrada en el evangelio de Mateo, comprendemos que la profecía tiene una interesante dinámica de cumplimiento distinta a nuestra cómoda consideración. Mateo. 24:22. Y si aquellos días no fueran acortados, nadie sería salvo; más por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados.
En esta profecía Jesús anticipa que para el tiempo del fin y de la renovación, se presentaría una señal de cumplimiento contundente que ratificaría las condiciones propias de ese momento; “los días se acortan” Pero al leer detenidamente, notamos que la causa que desencadena ese fenómeno es la aparición y acción de los “escogidos”. Un tipo de ser humano que obtiene esa condición por la capacidad de entender con claridad su realidad interior y exterior, despertando una consciencia que lo ubica por encima del humano promedio. Tal cual lo advirtió el profeta Daniel hace 2600 años con anticipación: Daniel 12:3 Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad.
Jesús deja la clave para comprender que el desencadenamiento de los anuncios prefecticos, estarán directamente sujetos a las acciones de cumplimiento que haga el hombre de cada uno de ellos, En términos coloquiales; la profecía se cumple si el hombre la hace cumplir. Y para mayor claridad del mecanismo de cumplimiento de la profecía, Jesús nos deja un notable ejemplo; cuando para entrar a Jerusalén envió dos de sus discípulos, y les dijo: Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y luego que entréis en ella, hallaréis un pollino atado, en el cual ningún hombre ha montado; desatadlo y traedlo.
La profecía de Zacarías 9:9 muy bien conocía por Jesús (básico requisito), señalaba que el Cristo entraría a Jerusalén cumpliendo el símbolo que lo identificaría como tal: “Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna»
Así que Jesús, conociendo su designio dentro de la profecía, se dispuso sin vacilación en hacer cumplimiento de ella. Desencadenando con esta maravillosa acción los hechos consecuentes de su labor, que consumaron la obra del Dios Supremo, en el hombre terrestre.
De tal manera que el hombre que conoce directamente la profecía y la interpreta correctamente, logrará identificar su propio designio dentro del cumplimiento de la misma, se dirige sin dudas a la ejecución de la parte del plan que le corresponde. Designio que se encuentra fielmente tallado en el corazón del señalado, como memoria viva que lo guía hacia los pasos que debe ejecutar. Así, las grandes inteligencias que diseñaron el plan profético, garantizan su inapelable cumplimiento.
En este hombre designio surge por necesidad interior, de limpiar su mente, cuerpo y corazón, para sacar de él y bajo esa única condición, la fuerza y convicción de sus propias y únicas acciones de cumplimiento.
¿Entonces porque tener la errónea idea de creer en la profecía solo si un poder sobrenatural hace que se cumpla? ¿Eres de los que necesita señales cumplidas para creer en ella? Recordemos que en Mateo 12:38 se nos enseñó: Esta generación es mala; demanda señal, pero señal no le será dada, sino la señal de Jonás. Si, pues la única señal es entrar en reflexión y preparación para descubrir que eres un hombre de cumplimiento, no está fuera de ti, solo está dentro de ti.
Amig@s de Descubriendo, con este corto mensaje podemos comprender inicialmente porque aquellos sucesos proféticos que tanto anhelamos que sucedan, no aparecen. Y es porque estamos esperando que otros hagan y nosotros no.
“Sé tú el cambio que quieres ver”.
Neil Barrios Ariza
Descubriendo.