Hemos escuchado o dicho en varias ocasiones la frase que «los polos opuestos se atraen” aparentemente  aprendida de las leyes de la física, o de leyes esotéricas que enseñan que Todo es doble, todo tiene dos polos; todo, su par de opuestos: los semejantes y los antagónicos son lo mismo”. Estableciéndose como uno de los grandes paradigmas de nuestra sociedad.

Hemos establecido relaciones interpersonales creyendo que aplicando esta “ley” las cosas se equilibran y funcionan mejor, o también justificamos la existencia del bien y del mal, o  la luz y la oscuridad para que exista “orden”.

Pero la realidad es que hemos mezclado negativamente leyes originales de la vida y la creación  con tergiversaciones malintencionadas de las mismas.

Debemos distinguir que le verdad de la ley de vida, nos enseña en su manifestación en cada rincón del universo, que las “polaridades” no son opuestas, sino complementarias. Ejemplo de esto es la fuerza EL y la fuerza ELLA, creadas en diferencias para permitir el perfecto complemento, la UNIDAD; el Hombre y la Mujer, el sol y la tierra, el día y la noche. 

Pero, también debemos distinguir con gran claridad, que los opuestos no son nunca complemento, pues al intentar unirlos se produce un choque, el caos, que no permite nunca el equilibrio. Así que jamás el mal será complemento del bien, ni la verdad de la mentira, como fue enseñado en 2 Corintios 6:14. No unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿Qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?

Así, la ley equilibrarte de vida enseña la COMÚN-UNIÓN como el fundamento para que todo fluya y sea. En esto se manifiesta con nitidez la diferencia entre lo opuesto y lo complementario. (Lo semejante disuelve lo semejante).

Entendiendo lo anterior, en cada relación busquemos nuestro complemento y transformemos lo que nos hace opuestos para que vivamos en paz, amor y armonía.  

Neil Barrios Ariza

Descubriendo.