El 6 de diciembre del 2017 el presidente Norte Americano Donald Trump sorprendió al mundo al declarar que los Estados Unidos reconocen a Jerusalén como capital del estado de Israel
Para comprender tal pronunciamiento hay que recordar que desde 1947 cuando las Naciones Unidas emitió la resolución 181 que permitió a los Judíos ocupar tierras palestinas, Jerusalén quedó en zona bajo control internacional. A pesar de esto en 1967 después de la guerra de los 6 días, Israel conquistó la península del Sinaí, la Franja de Gaza, Cisjordania, Jerusalén Este (incluyendo la Ciudad Vieja de Jerusalén) y los Altos del Golán
Después de la declaración oficial de los Estados Unidos el 6 de Diciembre de 2017, su diplomacia informó que trasladaría su embajada en Israel hacia Jerusalén, acción que tomaría por lo menos dos años, asunto que ratificó el vicepresidente Mike Pence en su viaje a Israel a finales de enero de 2018, donde aseguró ante la Knéset (Parlamento israelí) que el traslado de la embajada a Jerusalén se haría antes de finales de 2019.
Pero si lo declarado en diciembre pasado sorprendió, lo anunciado el 23 de febrero de 2018 alertó:
A solo 78 días de la primera declaración del Presidente, el Departamento de Estado de Estados Unidos confirmó que planea inaugurar su nueva embajada en Jerusalén en mayo próximo, coincidiendo con la celebración del 70 aniversario de la declaración de independencia del Estado de Israel.
La sede de la nueva delegación Norteamericana se ubicará en el mismo edificio donde en estos momentos se encuentra la oficina de operaciones del consulado estadounidense, en el barrio de Arnona, edificación comprada y elegida por Washington hace treinta años como posible sede diplomática.
Esto revela que la intención de los Estados Unidos de establecer su embajada en Jerusalén, fue programa 30 años atrás, y lo concretará inaugurándola en mayo de 2018, una fecha clave para Israel y el Sionismo internacional.
Además, estos hechos revelan el apoyo Estaudunidense, a la clara intención que tiene Israel de poseer no solo el control total de Jerusalén, sino también sobre la explanada de las mezquitas, lugar hoy ocupado por dos templos de la religión islámica; el Domo de la Roca y la Mezquita de Al-Aqsa. Entiéndase que la consecuente reacción Árabe para evitar la posesión Judía de este “santo” lugar sin duda generará una gran guerra con implicaciones mundiales teniendo en cuenta los aliados que cada bando enfrentado posee.
El interés de Israel sobre este histórico lugar, tiene su origen en que dicho monte llamado desde tiempos pasados Moriah, es el lugar designado por el “dios” hebreo YAWE para la práctica de su culto, sacrificios y adoración (Gen. 22:3), creencia que impulsa hoy a los Judíos a querer construir por tercera vez el Templo de Salomón, que sin duda con las últimas declaraciones y respaldo de políticos norte americanos le será mucho más fácil.
Estos eventos acaecidos, corresponden a sucesos anunciados en profecías que detallan que todo esto se manifestaría justamente a los 70 años de la conformación de Israel como nación, un ejemplo es la profecía entregada en el año 1217 dc. por el Rabino Judá Ben Samuel, quien anuncio que en el décimo jubileo (500 años contados a partir de la invasión turca en 1517), Jerusalén volvería a estar bajo el dominio de los judíos después de más de dos milenios de diáspora judía, y el reinado mesiánico se iniciaría Al final de este período. El décimo jubileo se inició en 1967 y terminó en 2017, año en que Trump fue clave con el reconocimiento que hizo sobre Jerusalén.
Tal cual lo anuncio Judá Ben Samuel y el Profeta Daniel en el año 586 ac.; que en tiempos de la reconstrucción de esta edificación, aparecería el Mesías esperado por los judíos, que en artículo anterior denunciamos como el Anticristo.
Por lo tanto, estamos observando con nitidez el cumplimiento de planes y profecías que nos advirtieron cada evento de nuestro presente, cual clara ruta de navegación.
Los hombres prudentes que tengan en cuenta estos claros anuncios, sabrán que hacer en momentos de profundas crisis. Crisis creada como una grave enfermedad, de la cual ellos, sus gestores, se presentan como la única y diabólica cura: El nuevo orden Mundial.
Neil Barrios Ariza