En el mundo de las iglesias cristianas, evangélicas y protestantes, está de moda un “evangelio” que sigue llamando y acogiendo cada vez más a nuevos feligreses; el de la prosperidad.
Y es que en una sociedad donde la economía determina la forma y nivel de vida de cada ciudadano, entendemos que la búsqueda diaria de dinero para satisfacer las necesidades que la vida moderna establece, es más que una prioridad.
Es por esto que los seres humanos, buscamos mecanismos que nos conecten más y mejor a la “fuente” de donde brota la riqueza, y uno de esos nuevos mecanismos sin duda, ha sido la “espiritualidad”, y de la mano de ella, las Religiones.
Los líderes de muchas de estas religiones, les enseñan a los fieles que llegan por miles en búsqueda de bendiciones, que para ser prósperos existe una formula o clave: debes estar bien con “dios”.
El creyente anhelando esa bendición se dispone a lograrlo; “estar bien con dios”, y descubre por la enseñanza impartida en su congregación, que debe comprometerse a cumplir con diferentes acciones que le permitan ser merecedor de las infinitas dádivas del Señor.
Lo primero que debe hacer, es aceptar al señor Jesucristo como su señor y salvador, congregarse con frecuencia en la Iglesia para así escuchar la palabra (la enseñanza bíblica), predicada exclusivamente por sus pastores y guías, participar de los diferentes eventos que la congregación organiza como son los cultos, vigilias, retiros, etc… ah y por su puesto diezmar, sembrar y ofrendar, porque el señor ama al dador alegre. 2 Corintios 9:7
Y es justamente este último detalle al que se le imprime un especial énfasis; sino das el diezmo y las ofrendas, le estas robando a dios y él no te prosperará, tal cual se lee al pie de la letra del versículo de Malaquías 3:8 ¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En los diezmos y las ofrendas.
Pastores que Invierten gran parte del tiempo en predicas que dejan bien claro a cada congregante que «sino da, no gana». Lo que se convierte descaradamente en una especie de “pirámide espiritual”, un falso negocio donde la fe, la creencia y el mensaje de Jesús es la garantía del éxito.
La diabólica ecuación “Mas diezmas, más prosperas” lamentablemente ha logrado incrustar en la mente de la masa religiosa el pensamiento material. Un virus infeccioso que susurra al oído de la persona todas las cosas que merece tener, las riquezas que puede cosechar, y la posición a la que puede llegar, alejándolo sin lugar a dudas, de vivir en la maravilla del verdadero desarrollo espiritual, que fue realmente la enseñanza del mismo Jesús en diferentes oportunidades:
Mateo 6:19-6:21 No hagáis tesoros en la tierra, sino haceos tesoros en el cielo… Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará vuestro corazón. El verdadero tesoro y riqueza a conseguir, se encuentra en el interno del hombre, cultivar los mejores atributos del espíritu; la paz, el amor, la bondad, el perdón, la mansedumbre, prudencia y señorío.
1 Timoteo 6:10 Porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores. Quien busque en franco desequilibrio las cosas del mundo de la materia, sin duda deberá invertir tiempo, fuerza y energía para tal propósito, dejando obviamente de lado el trabajo en la valoración de la riqueza espiritual.
Juan 4:23 Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. La adoración o búsqueda de dios, es encontrarse espiritualmente consigo mismo a través de acciones justas y verdaderas.
¿Acaso el señor necesita de diezmos? Leamos:
Hechos 17:24-25 El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo el Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas, Ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas. Es muy claro que El Dios Creador de la vida no necesita absolutamente de nada, todo lo contrario; es dador.
¿Entonces cual es el dios que si pide y necesita? Leamos:
Levítico 27:30 Y el diezmo de la tierra, así de la simiente de la tierra como del fruto de los árboles, de Jehová es; es cosa dedicada a Jehová. Se entiende que, es el falso dios del antiguo testamento Jehová el instaurador de esta falsa doctrina.
Este mentiroso “evangelio” de la prosperidad está llevando a muchos peligrosamente al abismo de la falsa espiritualidad, donde la promesa de la verdadera salvación, se aleja cada vez más del corazón de cada ser humano. Sin olvidar que por esta acción irresponsable, cada cura, pastor y guía espiritual que utilizó este falso evangelio para enriquecerse, se verá enfrentado sin duda ni apelación ante la justicia eterna, aquella que en más de una ocasión ellos mismos convocaron.
Busca permanentemente tu crecimiento interior, aléjate de toda trampa que pretenda robar el propósito más importante en estos momentos de crisis y manipulación; TRASCENDER.
Recuerda: Cuanto mayor es la riqueza del espíritu del hombre, menor es la pertenencia terrenal.
Neil Barrios Aiza