La situación actual que vive la humanidad le exige un inminente cambio, pues de no ser así estará muy pronta a destruirse. Y es que hemos llegados a limites impensables e indeseables; la crisis ambiental amenaza a cada ecosistema y rincón del planeta, la ferocidad con que el hombre depreda los recursos naturales es preocupante, manifestación patética de una sociedad jerarquizada en todos los ámbitos, agitada por el germen oscuro de la competencia, confrontación y guerras.
Pero paralelo a este desalentador panorama, hay quienes rechazan tal situación y se disponen a generar grandes y profundos cambios internos y externos que en términos espirituales llamaremos “El día de la purificación”.
Pero, ¿cómo ejecutar tal propósito sin que termine siendo una bella utopía?, ¿cuáles serían las acciones concretas que nos lleven a cristalizar este noble propósito?
Investigando llegamos a la conclusión que todo resultado se hace palpable en la medida que ejecutemos pasos decididamente en momentos precisos. Pasos dados exclusivamente por comprensión del propósito dispuesto, cual mecanismos espiritual que garantiza no caer en falsas pretensiones o fanatismos. Por lo tanto, lo que en principio necesitamos ver, es la “imagen” real del hombre perfecto, que nos sirva de modelo creacional a seguir y nos inspire a crear una nueva realidad. Y este es Jesús Cristo.
Se trata de conocer la sabiduría sellada en cada acción, enseñanza y parábola que Jesús dejo en su primera venida, pues es la misma de ÉL ahora en interpretación, comprensión y comparación, un claro ejemplo es el evento ocurrido ya casi 2000 años, cuando Jesús y Barrabas son presentados delante del pueblo para que éste último decidiera a quien liberar, y el pueblo incidido o presionado por los principales sacerdotes del templo gritaron Barrabas.
Este mecanismo de enseñanza espiritual nos invita a interpretar, comprender y comparar con nuestra propia vida, en consecuencia; Jesús representa la esencia Crística grabada en el corazón de cada hombre terrestre, pero al mismo tiempo Barrabas representa toda la memoria de vicio y error incrustada como alimaña en cada célula (el pueblo), que incididas por los principales sacerdotes (pecados capitales) del templo (cuerpo) termina liberando (dando rienda suelta) a Barrabas (aquello que nos destruye), y finalmente crucificando la esencia de luz y verdad interior.
Esta primera fase del mecanismo para el día de la purificación, tendrá sentido al escuchar y realizar en sí mismo la sabiduría entregada por el Cristo, que sin duda produce una transformación consciente, un renacimiento en los mejores, dejando atrás el simple culto y adoración en Jesús.
La segunda fase nos motiva a elevar nuestra vibración mental y espiritual, que para hablar en términos sencillos se produce cuando somos capaces de pasar de la dañina frecuencia del miedo y el odio, a un estado de amor y comprensión, pues el miedo, es el resultado de la violación de la ley original, en otras palabras cuando nos equivocamos, y para ocultar tal error lo encubrimos con rabia e “indignación”. Pero no olvidemos también, que los pensamientos materiales cotidianos endurecen nuestro sentir, así entonces se hace necesario gestar en gran medida pensamientos trascendentes, pensamientos que busquen enriquecer nuestros espíritus y el termómetro para identificarlos es cuando nos sentimos en paz.
La tercera fase es maravillosa porque está determinada por dos eventos: uno interno y otro externo. El externo es la energía proveniente del centro de la galaxia que cada 5.125 años pulsa el sol central de la galaxia, en estos tiempos se cumple este ciclo, llegando a todos una energía espiritual que contiene ondas de pensamiento luz, de sonido y amor. Cual fue anunciado en Hechos 2:17 “Sucederá que en los últimos días, dice Dios, derramaré mi Espíritu sobre toda la humanidad”
El evento interno se desencadena por acción de la energía espiritual recibida, activando solo en el hombre apercibido, la inteligencia heredada como luz verbo dentro del nucleótido de cada una de nuestras células, la memoria única y exclusiva otorgada al hombre terrestre desde antes de la fundación del mundo, que la mancha del pecado niega y destruye.
Aplicar estas fases del mecanismo, nos permite adentrarnos a un estado que Jesús llamo Resurrección, que no es más que el cambio molecular de materia densa e inerte hacia formas más lumínicas de vibración interior, esto es mutación. Y no te sorprendas al leer que cada uno de nosotros puede resucitar, pues en Mateo 27:52,53 quedo el testimonio que así es “y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron; y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de él (Jesús), vinieron a la ciudad, y aparecieron a muchos”.
Empéñate en desaparecer por un tiempo de las situaciones y espacios que te atrasan, (así mismo lo grafico en símbolos Jesús cuando mientras practicaba la mutación resurrección su cuerpo desapareció por un instante) céntrate en buscar las causas que desencadenan el error, al encontrarlas trabájalas, sánalas, para que se produzca el verdadero cambio anhelado.
No desesperes porque en la medida que realices este trabajo, el dialogo interno de los seres de vida luz que habitan dentro de tus células, te otorgaran una fuerza de impulso espiritual para continuar, si perseveras, luego recibirás como premio el consejo sabio e inteligente de la voz interior, ella te guiara en cada momento hasta que te encuentres con tu Ser interior, el Cristo.
Tu puedes, yo puedo… juntos lo haremos.
Neil Barrios Ariza
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