La humanidad se encuentra plagada de un fenómeno malicioso que hunde en la división, discriminación y enfrentamiento a núcleos sociales: el Sectarismo.

La proliferación desbordante de creencias religiosas, ideas filosóficas, tendencias políticas, o simples especulaciones, hacen que los seres humanos que las comparten se hagan fuertes y apasionados defensores de las mismas, presentándose con frecuencia acalorados y estériles debates.

Pero, ¿qué hay de malo en que alguien defienda su «verdad»?

Pues, que cuando se olvida que nadie se puede proclamar como absoluto poseedor de la verdad, aparece la cualidad o actitud propia de la persona que defiende y sigue con fanatismo e intransigencia una idea o una doctrina, sin admitir ninguna crítica sobre la misma.

Pero para que se haga patético el sectarismo, se necesita del liderato ejercido por un puñado de  personas que influenciando a las masas, incrustan fácilmente en la mente de sus seguidores la idea de que con su “guía” y haciendo parte de la iglesia, fraternidad, doctrina, grupo o colectividad, serán merecedores exclusivos de la verdad y la salvación.

En consecuencia se presenta la radicalización de ideas; propias del socialismo y capitalismo, cristianos y musulmanes, mormones y testigos de Jehová, Liberales y conservadores, oficialistas y opositores… etc. El derecho natural de disentir sana y respetuosamente sobre alguna idea del conglomerado se confunde erróneamente de inmediato con la disidencia o rebeldía, por consiguiente el “osado” manifestante  es señalado, apartado y discriminado. (No dejéis que os seleccionen para estos particulares grupos en que se pierde el derecho a no aceptar. Lógica de la lógica)

En un mundo donde el saber y conocimiento ha sido manipulado y ocultado bajo oscuras intenciones, ser buscador de la verdad es una tarea compleja, pues por las ganas de encontrar respuestas podemos ser engañados y utilizados. Se hace prioritario tener siempre presente que es necesario tener una mente abierta, alejada de los paradigmas tradicionales, pasar por el filtro de la inteligencia, la lógica y el sentir interior cada conocimiento adquirido, sin desechar, sin aceptar ciega y absolutamente, sino más bien comprobando, sin alejarnos del sentido común, La duda como herramienta de impulso inicial para resolver incógnitas, no como el obstáculo que no deja avanzar, pues debemos saber que la duda mata la mente y quebranta el espíritu.

Pero existe un plan mayor, una esperanza para estos tiempos de transformación. A la humanidad llega el “pan de vida” el conocimiento puro y verdadero reservado para los sanos buscadores de la verdad. Sus portadores fueron anunciados desde tiempos inmemoriales, como los mensajeros de la Ley y la verdad, los que por designio, avance y aplicación tiene el poder del Verbo en sus bocas, que dejan bien entendidos los misterios revelados solo para el final, los que hacen resonar la verdad en los corazones de los mejores. Aprended a identificarlos y a escucharlos, pues con su sabiduría romperán  cadenas y otorgaran la libertad del espíritu ante la manipulación del sectarismo.

Neil Barrios Ariza

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